domingo, 3 de junio de 2007

Fantasía: "Mi burbuja"



Quisiera poder permanecer suspendido y flotando en el aire cual burbuja, como si se hubiese detenido el tiempo y dejarme llevar por el aire protegido de todo mal en mi burbuja inmortal, mi todo, mi otro yo, mi anhelo y mi infinito. En ella surcaría los 7 mares y me recorrería todos los rincones y callejones que merecen la pena ser visitados, más no tendría problemas de tiempo, espacio, ni de transportes. Mi burbuja es también un balón de oxígeno que en los momentos problemáticos me llena de alegría, agasajándome con fresas (bueno y también con chocolate). Mi burbuja, no se presta, ni se vende, ni se comparte, ni se regala. Es incolora, inodora, invisible, e infinita, porque depende de mi imaginación. Mi burbuja es a la vez mi espacio vital y aumenta o disminuye dependiendo de las circunstancias de sentirme cómodo o incómodo por habérseme invadido mi espacio individual. Mi burbuja la puedo compartir con otras y aumentar el espacio y el confort. Mi burbuja cambia de color y de tonalidad con la luz del Sol y de la Luna y cuando el agua del mar casi acaricia mis pies, dejo que la brisa marina inunde mi habitáculo, como un bálsamo de eterna juventud o de felicidad que todo lo cura. En mi burbuja tienen cabida todos mis sueños y hasta ahora no he dejado de soñar.

Autor:Carlos Díaz.

Cuento infantil: "El lago de las hadas"




"El lago de las hadas"

Cae la noche en el bosque oscuro y sobre la superficie del lago contemplaba su imagen una luciérnaga. No más lejos de la distante orilla lloraba un caballito de mar.

-- ¿Por qué lloras?, ¿qué provocan esas lágrimas qué recorren tu rostro?-- preguntó la luciérnaga.

-- Me he perdido, estoy solo, no encuentro a mi familia y no sé como he venido a parar a este oscuro lago. Quiero permanecer en el mar donde se eleva la pálida luna.

-- No temas, porque en este lago hay hadas que te pueden llevar de vuelta a tu hogar.

-- Oh, sería maravilloso, ¿qué tengo que hacer?.

-- Duerme ahora y sueña con tu familia.

Mientras permanecía obnubilado el pequeño caballo de mar, la luciérnaga ardid fue rauda a contar la noticia a una hada y muy pronto el caballito de mar fue agasajado con su deseo.

F i N

T h E- E n D
Dedicado a mi sobrino y ahijado Juan Díaz Segura

Autor: Carlos Díaz

Metáfora: "De profesión piloto"




"De profesión piloto" by Carlos Díaz Ruiz (finalista al post de oro del mes de abril 2006 por la R.A.I.B. y post de plata moral)

De pequeño nunca imaginé que algún día mi profesión sería la de piloto. Yo dirijo el timón de mi vida, lo cual es una árdua tarea, porque en las autopistas del aire a veces solamente un camino te recompensa con la gloria. Me acuerdo de mi primera entrevista de trabajo me preguntaban de todo: ¿sabes hacer tirabuzones en el aire?, ¿eres trapecista bilingüe?, ¿eres capaz de dar la "trecha" o voltereta en el aire y caer con los pies juntos?. Este tipo de preguntas ya no me asustan, tengo muchas horas de vuelo y eso te da puntos para ser mejor operador de vuelo. A veces en misiones de "altos vuelos" he tenido que subir a más de 100.000 pies de altura y he necesitado o requerido una mascarilla de oxígeno. En cambio, volar bajo está mal visto en la carrera de un piloto de élite. A veces he tenido problemas en pleno pilotaje como inclemencias meteorológicas, fallos en el panel de control, o un motor que no funcionaba, pero al final siempre he salido airoso de cualquier situación. Algunas personas haciéndose pasar por amigos han intentado sabotear la nave y las mujeres controlar los mandos. Las mujeres han manchado de carmín el motor, han hecho subir la temperatura de la cabina e incluso empañado los cristales (a veces poniendo en peligro la travesía por las distracciones). He sobrevivido a las turbulencias, al " jet lag", al síndrome de la clase turista, a la descompresión en la cabina. Pero pilotar mi vida también me ha aportado momentos mágicos de rosas y fresas (vale y de chocolate) que me han proporcionado suficientemente carburante para volar alto, lejos y veloz. Cuando quiero divertirme pongo el piloto automático y cuando las necesidades requieren seriedad entonces no hay piruetas. Tengo que confesarlo, a veces dice uno: " madre que pare el peaje que yo me bajo aquí ", pero pensando en los momentos de fresas y rosas hemos mantenido el timón sin titubeos.

Fin

By Carlos Díaz Ruiz

Metáfora: "El infierno"




La luz al final del tunel se apagó, me levanté del suelo algo abrumado y aturdido, ¿pero dónde me encontraba?, aquel lugar parecía el infierno. En este sitio no existía distinción entre raza, sexo o religión. Todas las personas formaban una larga cola con desagradable olor a sudor. ¡¡ Nunca imaginé que hasta en el infierno hubiera que esperar una larga cola para ser recibidos !!. Miré a ambos lados de mi alrededor, e incluso arriba y abajo. Y el símbolo diabólico estaba por todas partes, con sus letras mayúsculas en verde. Ahora lograba comprender mi nueva situación, estaba realmente en el infierno, me dije a mí mismo mientras continuaba leyendo las siglas. Esto no es una mala pesadilla, ahí mismo pone INEM. Sabia perfectamente lo difícil que era salir del infierno, tal vez un pacto con el diablo. Contrato mercantil, contrato mercantil (la seguridad social te la pagas tú), ..., era la frase más escuchada.

FIN

By Carlos Díaz.

sábado, 2 de junio de 2007

Poesia: "Bajo tu piel, tu esencia"



Cuando estás a mi lado,

mi corazón se acelera ante la dicha de tus ojos azul oscuro.

Cuando estás a mi lado,

creo sentir lo nunca sentido.



Tu sonrisa calma mi ser mientras permanezco parado ante tus ojos como envuelto entre algodones rojos.



Te veo,

y tengo miedo a decir lo que siento.

Te admiro,

y siento que todo es perfecto.



Sopla el viento,

y el aire que inhalo entra por mi mente,

en forma de torrente sanguíneo.



Oh tempestad !!,

para mi barco junto a tu mirar azul oscuro verde mar.



Oh tempestad !!,

que contigo quiero navegar por un océano verde mar.



Oh tempestad !!,

sabrá algun día, que muero hasta amar??



Oh tempestad !!



Poesía escrita por:
Carlos Díaz Ruiz (Málaga en el corazón)
Yolanda M. (Hablando con las estrellas)

Poesia: "Para Luisa"



Cuando estás a mi lado,

mi corazón se acelera ante la dicha de tus ojos azul oscuro.

Cuando estás a mi lado,

creo sentir lo nunca sentido.



Tu sonrisa calma mi ser mientras permanezco parado ante tus ojos como envuelto entre algodones rojos.



Te veo,

y tengo miedo a decir lo que siento.

Te admiro,

y siento que todo es perfecto.



Sopla el viento,

y el aire que inhalo entra por mi mente,

en forma de torrente sanguíneo.



Oh tempestad !!,

para mi barco junto a tu mirar azul oscuro verde mar.



Oh tempestad !!,

que contigo quiero navegar por un océano verde mar.



Oh tempestad !!,

sabrá algun día, que muero hasta amar??



Oh tempestad !!



Poesía escrita por:
Carlos Díaz Ruiz (Málaga en el corazón)
Yolanda M. (Hablando con las estrellas)

Novela-blog



NOVELA BLOG

Lentamente la bañera se iba llenando y de repente sonó el agudo timbre del teléfono en la habitación de arriba. María se levantó e inmediátamente se colocó el albornoz y subió la escalera de caracol, saltando los peldaños de madera de dos en dos, pero cuando llegó a su cuarto el teléfono cesó de sonar. Había sido un día muy duro para María después de aquella desagradable noticia. En la calle llovia sobre mojado y María escuchaba la lluvía golpeando con violencia contra su ventana mientras ella estaba tumbada en su cama e imaginando que todo lo sucedido ese día hubiera sido un sueño, que al despertar todo volviese a la normalidad. Eran las cinco de la mañana y nuestra protagonista no podía dormir y aprovechando que había escampado salió a pasear por la playa que rodeaba a su casa. Buscando un lugar para sentarse y no mancharse, se percató de que algo brillaba en el suelo, lo cogió y para su sorpresa, era un reloj de oro de bolsillo unido a una cadena muy larga. Al tirar María del reloj, algo le impedía quedarse con el valioso objeto y en ese instante empezaron a temblarle las piernas al pecatarse que el reloj estaba sujeto al cuello de una persona, por los indicios que se apreciaban ahora que la arena de la playa había sido violentamente removida por ella. Allí en la arena había un hombre tumbado con una chaqueta de cuero marrón oscuro y el rejoj de oro sujeto al cuello por la cadena y llamaba la atención su larga melena canosa muy bien cuidada. María se quedó paralizada por el miedo y permaneció quieta como una estatua, recordando que una vez más había desobedecido a sus padres que unas horas antes la había llamado para advertirle que por ningún concepto saliera de casa, que un preso muy peligroso se había fugado de la cárcel ese mismo día. María entre sollozos se preguntaba que por qué siempre se metía en tantos lios y que su comportanmiento desobediente, sobre todo con sus padres y su hermano Alex, la había llevado a estar sola, porque su castigo consistía en no poder acompañar a su familia ese fin de semana de viaje a Alicante.

El reloj era precioso y parecía muy antiguo, lo secó con el jersey que llevaba y justo cuando lo estaba observando embelesada sin querer accionó un pequeño botón que había a un lado, el reloj abrió la tapa frontal y María pudo apreciar una esfera blanca, blanquísima con unos número romanos hechos con incrustaciones de pequeños diamantes, sorprendentemente el reloj funcionaba a la perfección pero marcaba otra hora, las 13:50. María seguía con el reloj en las manos y su mente muy lejos de la realidad cuando de pronto se fijó que al otro lado de la tapa había una inscripción, la inscripción decía:" Thempus Fugit, que significaba recordando sus clases de latín: "el tiempo es de quién lo encuentre" y de repente una mano con guante de cuero negro la agarró fuértemente por la muñeca. En un nanosegundo María se incorporó del gran sobresalto y se le pasó por su mente huir todo lo más aprisa posible y sin mirar atrás, pero reaccionó girando la cabeza hacia el hombre que parecía pedir ayuda. María se agachó, ya más calmada intentando socorrer al hombre al darse cuenta de su delicada situación. Entonces María entró de nuevo a la casa para llamar a una ambulancia que en menos de diez minutos ya estaban allí para trasladar al individuo al hospital más cercano.

A la mañana siguiente María fue al hospital a visitar a su desconocido asistido la noche antes por ella, encontrándolo muy mejorado, hasta tal punto, que estaba en una cama despierto y podía hablar. María se acercó y él le devolvió una sonrisa, al mismo tiempo que le dijo: "me llamo Jaime, gracias. Ya los médicos me han contado lo ocurrido".

Jaime le explicó a María que la noche anterior había sufrido un infarto perdiendo el conocimiento a escasos metros de su casa y debido a las inclemencias del tiempo había quedado semi-enterrado en la arena, impidiendo con ello que nadie se percatara de su grave situación allí y que si no llega a ser por ella, ahora no podría estar pronunciando estas palabras. Y en ese mismo momento cogió su mano y le entregó el reloj de oro, diciendo: "gracias por salvarme la vida".

Los padres de María se dieron cuenta que a pesar de que María los había vuelto a desobedecer saliendo de casa sin su permiso, había tenido un comportamiento extraorninario y ellos aprendieron algo de cara al futuro de toda esta historia y es que a veces las cosas no salen como las planeamos, que a veces el resultado es mejor de lo deseado.

FIN

THE- END

Autor: Carlos Díaz

Relato: "Coincidencias en el tiempo"



Como de costumbre Elena había ido sola a dibujar con tiza en su lugar preferido de la acera de un parque, eran dibujos un poco a lo loco y sin sentido. Allí estaba Elena evadida del mundo y a solas con sus pensamientos, cuando de repente una voz femenina la interrumpió y le dijo:

---¡ Que dibujo más bonito ! y le dio una moneda muy antigua. ¿Quieres qué te lea la mano?.

Elena se quedó muda por un momento, observando la moneda y aunque ella era un poco escéptica, no pudo dejarse llevar y ofreció sus manos al mismo tiempo que en su rosotro se dibujaba una sonrisa nerviosa y no muy natural.

Mira no temas mi nombre es Malena---dijo con una voz ronca

Malena se puso sus gafas algo añejas por el paso del tiempo y le dijo:

---A veces en la vida si tomamos una decisión nos lleva a un camino y si elegimos otra decisión el camino puede que sea totalmente diferente o que tarde o temprano esos dos posibles futuros lleven a un mismo resultado.

---¿Cómo te llamas cariño?

---mi nombre es Elena

---Pues Elena, dentro de 15 días vas a tener que elegir uno de estos caminos cuando tomes tu decisión. Ten mucho cuidado y no decidas sin pensar, porque te juegas tu futuro y uno es halagüeño y el otro no.

Transcurridos estos 15 días sonó el teléfono movil de Elena y dijo:--¿diga?...

---¿Elena?

---sí, soy yo.

---Elena, te llamo de la Escuela de Arte, ¿podrías pasarte por aquí el próximo lunes?, tenemos una propuesta para ti.

Acordaron que así sería y Elena empezó a teorizar sobre esa cita. No pudo evitar relacionarla con sus dibujos en la acera del parque. Quizás alguien se había interesado en su arte callejero. Quizás aquellos dibujos que trazaban sus dedos al azar,...o quizás no.

Al momento, volvió a sonar el teléfono, sacándola de golpe de sus sueños...

---¿ Elena?

---¿Sí?

--- Cariño, soy papá, ¡ escucha con atención !: prepara tus cosas, que en dos horas paso a recogerte, nos vamos de viaje.

--- Pero papá, ¿a dónde nos vamos ?, ¿y mamá dónde está?.

--- De eso se trata, corazón, mamá está conmigo. Prepara tus cosas, no te asustes.(y colgó el teléfono)

Al rato llegaron sus padres. Elena no podía parar de preguntar, exigiendo respuestas. ¿Por qué?, ¿a dónde?.

Mira hija sabemos que tienes un "don", lo hemos sabido siempre. Tu madre y yo creemos que este "don" debe desarrollarse solo, sin intromisiones exteriores, porque tú llegarás alto, muy alto. Ahora una escuela intenta reclutarte para guiar tus pasos hacia la técnica, ...tan interesados están, que pretenden obligarnos, aplicando no sé que ley de defensa de las capacidades intelectuales del individuo, o que sé yo. No es bueno para ti, creeme.

Tu "don", tus manos, deben actuar sin riendas, sin patrones, sin aprender a aplicar esquemas ya conocidos. Tu "don" es tu imaginación, no necesitas visitar museos. No debes pintar como otros, ni necesitas conocer más mundos que te son extraños.

Sí, pero allí aprendería a utilizar nuevas técnicas, papá. Las tizas y más cosas que desconozco. La imaginación seguiría estando en mí, no se mancharía por saber como otros usan su técnica, ¿o sí?.

Los progenitores se miraban. No sabían cómo, pero debían convencer a Elena.

Elena recordó a Malena y su moneda y con ello sus palabras: "a veces en la vida si tomamos una decisión nos lleva a un camino y si elegimos otra decisión el camino puede que sea totalmente diferente o que tarde o temprano esos dos posibles futuros lleven a un mismo resultado".

Decidió tirar la moneda al aire...

--- Cara, me quedo con mis padres. Cruz, me voy a la academia...

Elena miraba la moneda que giraba en el aire con el impulso que previamente ella le habia dado, y en su interior el nerviosismo aumentaba mientras veia caer la moneda al suelo de su cuarto, donde ella se encontraba.

Aun cuando tenía la esperanza de que aquella pequeña moneda daría solución a la duda que le embargaba, en su interior dudaba si el resultado seria el camino correcto.

la moneda cayó por fin, transcurrieron unos segundos en su caida, pero a ella le pareció una eternidad, pues estaba deseosa de saber el resultado. ¡por fin!, se dijo con nerviosismo. Se agachó para recojerla y comprobó que había caido en el lado de la cara, y sonrió levemente. Pero, sin darse cuenta le dio la vuelta a la moneda, y...

¿que es esto?, susurró ada. Volvió la moneda denuevo y comprobó con asombro que la moneda tenía dos caras iguales, por un lado y por el otro. Noooooooo, grito sollozando, y ahora que puedo hacer, como sabré cual es el camino correcto. Sé que mis padres quieren lo mejor para mi pero, ¿será lo correcto?. Si me voy con ellos no perfeccionaré mi tecnica ni aprenderé cosas nuevas, pero, si me voy a la Escuela de Arte, ¿perderé mi esencia artistica?.¿ Qué puedo hacer?.

La duda era ahora mayor, porque antes al menos tenía la esperanza de la moneda pero ahora eso le falló, y empezó a recordar las palabras que aquella mujer le dijo aquella tarde.

Despues de meditar profundamente las palabras de Malena, Elena tomó la que probablente sería una de las decisiones más importantes de su vida y decidió arriesgarse y no hacerle caso a sus padres.

Al lunes siguiente Elena se pasó por la escuela de arte y salió a recibirla una pareja de profesores que le dijeron que eran unos cazatalentos y le iban a ofrecer una beca y la posibilidad de pintar y exponer su obra en grandes museos, que le iban a enseñar la técnica, porque todo el mundo tiene que partir de una base, al igual que un músico debe aprender solfeo, que ella tiene que aprender de los clásicos, que tenía mucho talento y mucho arte que ofrecer.

Cuando Elena llegó a casa y contó lo sucedido los padres a regañadientes se tuvieron que conformar con su decisión y por otro lado la cuantiosa suma de dinero de la beca los conformó. Y Elena se alegró de haber sido fuerte y de haber seguido los consejos de Malena, puesto que su vida iba a cambiar para bien.

F i N

T h E- E n D

Autor: Carlos Díaz

Muchas gracias a Montse (Una sonrisa) y a Juan Fernández por sus aportaciones.

Relato: "Besos susurrados"






Un camino de besos pausados recorrían la espina dorsal de Helen, mientras la luz de un amanecer dorado invadía la habitación mezclándose con la de las velas en el suelo.Había perdido la noción del tiempo, de los días que llevaba allí con aquel hombre llamado Martín.

La trataba con cariño, con dulzura, siempre le hablaba en susurros, sin levantar la voz y mirándola a los ojos, lo que a Helen le gustaba, le transmitía paz, y ella no se atrevía a hablar ni a contradecirle.Lo primero que hizo él, tras llevarla a aquella habitación, fue quitarle el maquillaje. Le lavó la cara con mucho cuidado y sin premura, luego borró de su rostro el colorete color canela y el llamativo carmín.

Ahora su cara estaba limpia y apenas le quedaban marcas de los golpes. Le pidió que se quitara la ropa que llevaba y se pusiera la que él le habia comprado. Ella le obedeció temblorosa, ocultándose tras una mampara algo improvisada. Aquel hombre de aspecto tranquilo le inspiraba confianza pero sentía miedo, por todos los golpes que había recibido. Se quitó el corpiño color hueso, la falda burdeos tan llamativa que llevaba, sus botas negras de piel y las medias de red. Helen era una cortesana ahora con un vestido blanco de gasa con el que Martín le había agasajado. Con él se sintió limpia, como una Virgen y no pudo contener el llanto.Martín le pidió que no llorase. Él no quería hacerle daño.

Al contrario , la había llevado a aquella habitación para que ningún hombre pudiese tocarla y protegerla de todo mal, como si fuese un padre protector con sus hijos. Le prometió que él no la tocaría hasta que ella no se lo pidiese. Sabía que las otras veces había pagado por su compañía, pero eso terminó el día en que fue consciente de que se había enamorado de ella.Por eso la había sacado de aquel antro de mala muerte. La había llevado contra su voluntad pero por su bien. No iba a tolerar que ese chulo, ese hombre que la extorsionaba, siguiese maltratándola.Ya habían transcurrido cinco días desde su llegada a la casa de Martín y Helen se encontraba mejor, pero todavia sin fuerzas para salir de aquella habitación. Martin se encargaba de las compras y de todo lo necesario. Salía a comprar con urgencia y no tardaba mucho en su regreso.

Eran las 12:30 de la noche y Martín dormía como de costumbre en el sofá, desde que tenía una huésped tan especial para él. Helen se acercó, contemplando de pie toda la paz que le transmitía ese hombre que yacía tumbado en posición fetal. Miró la habitación, que permanecia a oscuras. Tan solo entraba el reflejo de la luna a través de la ventana, lo que le permitió distinguir las llaves encima de la mesa. Volvió a mirar a Martín y pensó que era su oportunidad para escapar de allí, de él, de aquella casa.

Cogió las llaves y se dirigió hacia la puerta. Abrió con mucho sigilo por miedo a despertarle y cuando puso el pie en le umbral se detuvo. Estuvo así durante un tiempo. Inmovil, pensativa, y de pronto volvió sobre sus pasos. Cerró la puerta de nuevo y dejó las llaves tal y como las había encontrado. Nada más salió del apartamento fue consciente de que era libre, de que podía marcharse para siempre y no lo hizo.

Comprendió que no hallaría más libertad que la que le brindaba este hombre tierno que la amaba y que la trataba con tanta dulzura. A Helen le entraron muchas ganas de abrazarle y no se lo pensó dos veces . Se fué corriendo hacia el sofá donde reposaba él. Con mucho cuidado diirigió su mano hacia los botones de la camisa del pijama de Martín, los fue desabrochando uno a uno y con sus labios fue besando el torso desnudo de su amado y protector. Martín se fue despertando, primero abrió un ojo y después el otro.

Helen cogió su mano mientras le susurraba entre besos: "Vámonos a la cama, quiero hacer el amor contigo". En el rostro de Martín se dibujó una sonrisa mientras ella le decía: quiero pasar el resto de mi vida durmiendo y despertando a tu lado. Que tu cuerpo sea el único que me acompañe, el único que me ampare. ¿Crees que serás capaz de hacerlo?" Una mirada de él le bastó para saber que lo haría siempre.

F I N

T H E -E N D

Relato escrito por: Carlos Díaz y Susana (Macaria quiere ser una maruja)

Relato: "Doble sentido"




Relato: "Doble sentido"

Ecos de tacones retumbaban al unísono a cada paso de Mara Jade en la calle del chicle de Amsterdam, mientras un sudor frío recorría su cuerpo en la semi-oscuridad. Ataviada con una falda negra y deseos de explorar lo desconocido Mara fue encaminándose hacía el interior observando esa especie de museo del chicle usado al aire libre, sin dudarlo escupió su chicle fuertemente contra la pared para inmortalizarlo como una turista más, pero al hacerlo un ruido la sobresaltó, se giró rápidamente y del susto se le cayó el movil de la mano.

"¡Me has asustado!", le gritó Mara a Charles, su novio inglés. Éste, le respondió con una bocanada de aire de su cigarrillo de marihuana, enseñándole todos los dientes, amarillos, carcomidos.

Mara, tras esto, sólo pudo agachar su cabeza, y empezar a andar con dirección a Casa Bocage, un restaurante portugués en donde había quedado para almorzar con su amiga Michêlle. "Puedes venir, pero no te aseguro que seas bien recibido", le dijo con voz ronca a su novio.

Su novio decidió no ir... la besó y se alejó poco a poco, por aquellas calles de Amsterdam tan y tan transitadas...

Mara se dirigió al lugar donde se habia citado con Michêlle, entró al restaurante y se sentó en una mesa junto a la ventana, allí estaba Michêlle que la recibió euforicamente... algo en ella incomodó a Mara, ¿seria aquel colgante de color miel, que llevaba Michelle sobre su escote? de pronto, sin poderlo evitar, Mara cerró los ojos y en su mente presenció imágenes oscuras y tenebrosas... una joven desnuda, tumbada sobre el suelo, un tatuaje en su tobillo derecho y un arma... ¿qué queria decir todo aquello? ¿le había sucedido algo a Michêlle que no queria explicarle y que Mara había presenciado a través de un Flash?.

Mara no había abierto todavia los ojos cuando un golpe en el cristal las sobresaltó a las dos, era Charles muy sonriente y con un cuchillo en la mano, que pretendía gastarles una broma. Michêlle trató de ignorarlo mientras comentaba a Mara lo tonto que era su novio.

Ipso facto y sin poder remediarlo ninguna, Charles se sentó con ellas en la misma mesa.

Charles: ¿bueno se lo cuentas tú Michêlle o lo hago yo?

Michêlle: ¿qué cuente qué?...

Charles: bien, como aprecio que tú no te atreves, me aventuraré yo a confirmar los hechos, je,je,je.

Mara observaba atentamente y atónita todo lo acontecido, sobre todo por conseguir una explicación a las imágenes que le sucedían por la cabeza constatemente.

Michêlle: mira Mara, el otro día cuando se me perdió el colgante en la playa y lo estuvimos buscando tú habías bebido tanto que te desmayaste y te dejamos tumbada en el suelo hasta que se te pasara la borrachera y tú no parabas de reirte mirando mi tatuaje en el tobillo.

Charles: tendré que aclararlo yo finalmente, ya que tú no has sido capaz. Mira Mara, Michêlle y yo nos liamos ese día en la playa mientras tú estabas inconsciente, surgió algo muy especial entre nosotros, una atracción física irremediable y...

En ese momento Charles y Michêlle se cogieron de la mano, mientras una lágrima recorría el rostro de Mara.

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Relato escrito por Carlos Díaz, Rocío Segovia del blog una polilla alrededor de la luz y por Yolanda M. del blog hablando con las estrellas

Relato: "La sombra plateada de la luna"





Relato:"La estela plateada de la luna"

En su habitación frente al espejo estaba peinándose Alane. La imagen proyectada sobre el cristal era la de una chica enfadada de cabellos rojizos ondulados y tez muy blanca. Su cuarto era su mayor tesoro, porque desde su ventana se divisaba la estela plateada de la luna llena sobre el mar. Desde hacia tres noches Alane estaba intentando escribir algo en el diario que su madre le había comprado, pero no conseguía nada y esto no podía evitar su enfado. De pronto una piedra envuelta con un papel atravesó la ventana rompiendo el cristal en pedazos. Sobresaltada Alane se asomó a través de ella y no podía dar crédito a sus ojos, debajo estaba su amado y apuesto Christian.

-- menudo susto me has dado chico, te has cargado el cristal y mis padres me van a matar.

-- lo siento, mira el regalo que te he dado, está pegado a la piedra, es un pergamino con la ruta exacta donde se cree que hay un tesoro.

Como de costumbre Alane se fugó de casa con Christian de forma pasajera por la noche, para ser libres por unas horas hasta el regreso próximo al amanecer. Juntos fueron a bañarse desnudos en una calita cercana, donde contemplaron la estela plateada de la luna llena sobre el mar y un manto de estrellas que lo circundaba o cubría. Christian iba poco a poco entusiasmando a Alane con el tesoro que estaba enterrado a escasos metros donde se encontraban en la misma playa.

Cuando llegaron al lugar indicado después de un corto paseo, Christian le propuso a Alane que cerrara muy bien los ojos antes de desenterrar el tesoro oculto. Alane con una sonrisa en los labios y muy emocionada encontró un pequeño objeto, que al mirarlo era un encendedor rojo con forma de dado, era muy curioso.

-- ¿es un encendedor Christian?

-- has dado con el tesoro cariño y mira detenidamente lo que voy a hacer

Christian cogió el encendedor con una mano y el pergamino con la otra y le prendió fuego

-- ¿por qué has hecho esto?, -- dijo Alane

-- para decirte que no hay mayor tesoro que el amor que nos procesamos el uno al otro.

FIN

The End

Autor: Carlos Díaz

Relato: "Sombras de lluvia"




Relato: "Sombras de lluvia"

Tenía la mano derecha ligéramente apoyada sobre un tronco de un árbol y su cabeza inclinada hacia abajo. Su pie izquierdo adelantado y el derecho apuntillado. Su cabello dorado zigzagueaba por su espalda, mientras su cara se manchaba de sombras de lluvia...

¿Era ésta o sus lágrimas la que empapaban su rostro?
Sumida en la tristeza de lo visto inesperadamente hacía instantes en la oficina de su marido...
Llegaba de sorpresa a buscarlo a su trabajo, cuando vio ese gesto de ternura y complicidad, sacándole el flequillo que le caía rebelde sobre la cara a su secretaria. ¡Ese gesto tan amado!
Lo presentía desde semanas atrás. Algo se había quebrado entre los dos. Su mirada, sus besos, sus palabras no eran las mismas de siempre... Laura lo comprendió todo y se sintió morir.


Laura hechó a andar cabizbaja bajo la lluvía. Sin rumbo. Caminó durante horas. ¿O tal vez fueron minutos? En un momento dado volvió de sus recuerdos. Miró ante sí, desconcertada, no reconocía el lugar. Aturdida, miró a derecha e izquierda. Giró sobre sí misma. Nada, no sabía dónde estaba ni cómo había llegado allí. Era una calle de suburbio. Amplia pero sin tráfico. Sin gente. Sin luz. ¿Sin luz? ¿ Y cómo veía? Era raro, había luz, puesto que distinguia las cosas, pero no se veían farolas. Su mente era un torbellino. Primero lo de Juan, lo que había visto allí. Y ahora el lugar dónde se encontraba. Oyó un ruido a su derecha y, asustada, se volvió.

y le dolía saber que sus pisadas no iban a devolverla a su pasado, porque seguían una dirección equivocada, sin giros a ningún lado. Las gotas de lluvia amarga, de recuerdos antiguos ya quemados le atenazaban los músculos de la garganta y del brazo. Por eso cuando él pasó junto a ella no pudo gritar, ni siquiera rozarle, había perdido la ocasión de su vida. Cayó desmayada.

...las lagrimas se mezclaban con las gotas de lluvia, juntas caian por sus mejillas. Su pensamiento recorría aquellos momentos vividos. Empezó a correr una suave brisa y levantó su cara para dejarse acariciar por ella en un intento de borrar aquellas tristezas. Ya no llovía, abrió los ojos, el paisaje era espléndido, flores que la regalaban un arco iris, olor a vegetación mojada. Inhaló fragancias que no podía reconocer pero que la reconfortaban. La tranquilidad del campo, el sonido del silencio que deja la lluvia. Miró el árbol, de arriba a abajo y de abajo a arriba y le dijo: "Si tu eres capaz de sobrevivir a las tormentas, al invierno, al verano y a los insectos que pueblan tus entrañas, yo tambien..."

Desde hacía algún tiempo sus besos no eran cálidos y en la intimidad él era un cuerpo ausente, carente de ese calor, esa pasión que antes la abrumaba. La última vez que hicieron el amor ella pudo sentir el abismo que se había abierto entre sus cuerpos y su alma. Sabía que las cosas no iban bien, desde que perdió el bebé todo había cambiado. El se había refugiado en el trabajo y ella era incapaz de abrirse, de hacerle saber como se sentía. Se encerró en si misma y se rodeo de un muro, al igual que un cangrejo se esconde dentro de su caparazón. Aquella pérdida les había sumido en una gran soledad y una gran tristeza que no supieron compartir. Cuando ella quiso acercarse a él era demasiado tarde. Una tarde de lluvia, una tarde como aquella, ella le dijo, con los ojos rebosantes de amargura, que él construía murallas a su alrededor más rápido de lo que ella podía derribarlas. Le pidió que la dejase entrar de nuevo en su alma para superar aquella desilusión juntos pero algo en la mirada de él le hizo saber que era demasiado tarde.

Mientras las sombras de lluvia se deslizaban suaves por su cara y sus cabellos, sus ojos buscaron la naturaleza de su espíritu. Cada sombra resbalando por su ser, le anunciaba la sabiduría de la eternidad y le daba pistas; una lágrima del cielo se aposento cómodamente en sus pestañas, y miró a través de ella: vió la distorsión y la neblina, el desenfoque de lo que parece real y la diferencia se grabó en su mente.La gota decidió seguir su recorrido natural hacia el centro de la tierra, y en el camino se apeó en los pétalos de una flor;entonces lo entendió: todo fluye en una dirección, y aunque prevista, todo se toma su tiempo para explorar el recorrido.

The end

El F i N

Nota:Muchas gracias por la colaboración a Clara Estrella, Teresa Coscojuela, Jorge Herre, Yolanda Garcia, Macaria Corleone y Fénix.

Relato: "Amor pirata"



RELATO: "AMOR PIRATA"

Cinco pasos distanciaban a James de una tienda de barrio mientras él permanecía parado en la calle. Se acercó, abrió con cuidado la puerta de cristal hacia adentro, sin saber lo que le esperaba en su interior. Habló con una señorita mientras la miraba fíjamente a sus ojos azules-verdosos y sin poder evitarlo James era náufrago de su amor en aguas turbulentas. Sus miradas se entrecruzaron con la comodidad de no tener que hablar para sumergirse en los ojos llenos de paz de Helen. Obnubilado, James sintió que en su estancia improvisada en aquella tienda le habían robado algo muy preciado.Helen se había adueñado del corazón de James y éste sin darse cuenta se encontraba preso entre las rejas que Helen le había impuesto con su mirada.James que apenas recordaba como eran las sensaciones del amor, descubrio que su cuerpo temblaba y su corazón palpitaba, escuchando sin querer su fuerte y acelerado latido.

Helen cogió su mano, le aconsejó que cerrara los ojos y ambos se sumergieron en un barco para naufragar a una isla desierta donde sólo ellos fueran los supervivientes de una iniciada historia de amor.

Cuando James decidió abrir los ojos, se sintió incomodo pues Helen estaba detrás del mostrador observándolo como a un extraño, pues para ella no era otra cosa que eso, un extraño.

Todo habia sido producto de su imaginación.



F I N

T H E -E N D

Autor: Carlos Díaz

Relato: "El ángel"



Relato: " El ángel"

El tiempo parecía como si se hubiese parado mientras Álvaro permanecía sentado en la orilla del mar con la cabeza hacia abajo y muy pensativo. Ensimismado en sus pensamientos y con la mente tan carcomida, que no se había percatado que una niña muy pequeña estaba frente a él, mirándolo fijamente. Álvaro se encontraba solo, todo lo que amaba lo había perdido al sufrir un grave accidente el coche donde iban su esposa e hijas. Mientras sujetaba fuertemente arena mojada con ambas manos, su mirada estaba perdida. Ninguna de las personas que caminaban por la orilla se había dado cuenta de los sollozos en semi-silencio de Álvaro, tal vez por la cotidianidad de una vida tan ajetreada y con tanto estrés que la mayoría de la gente vive. En cambio la chica de nombre Tania no podía permanecer inmune y le preguntó a Álvaro que era lo que le sucedía, rompiendo con ello el momento inerte y poco a poco fueron hablando, mientras ella lo miraba tranquila. Pasado un rato, Álvaro se subió en su coche y pensando en aquella niña, se le quitaron las ganas de morirse, como si hubiese visto un ángel.



T H E- E N D

F I N
Autor: Carlos Díaz

Relato: "La bodega de abajo"




Álvaro era un muchacho muy inquieto, que a sus trece años se le quedaba su mundo pequeño. A pesar de que su padre le tenía prohibido bajar a la bodega, él no dudó en aventurarse guiado por sus inquietudes de adolescente y un día que su padre viajó fuera de la ciudad por motivos de negocios, Álvaro corrió hacía la bodega. Sentía una sensación muy extraña, sin parangón con otra anterior, de medio hesitación y nerviosismo. Un leve cosquilleo recorrían sus piernas haciéndolas temblar a medida que se aproximaba al portón metálico que facilitaba o permitía la entrada a la bodega. Álvaro tenía muy presente en su mente las palabras de su padre, como si de una grabación se tratase, no paraba de repetirle: "prohibido bajar a la bodega Álvaro". Pero quizás para un niño de trece años, la fruta prohibida es siempre la más deseada, de eso no cabría duda alguna. Y allí abajo estaba él con pasos pausados caminando por el pasillo que le llevaría a su ansiado trofeo. De su bolsillo sacó una nota con cuatro dígitos, que un día mientras conversaba con su padre, logró retener en su mente para anotarlo rápidamente. Era el código clave que abría la puerta y le conduciría directamente a la bodega. Tecleó uno a uno los números, primero el 5, seguidamente el 9, luego el 3 y finalmente el número 1. La compuerta metálica se abrió, no se lo podía creer, estaba dentro. La felicidad inundó su cuerpo. Allí abajo era como si se hubiese parado el tiempo y se podía casi palpar la sensación de paz. En una de las paredes había una colección de relojes antiguos de arena colocados en estantes. El momento de felicidad invitaba a beber vino, así que Álvaro ensimismado sacó una botella de vino, cuya superficie estaba añeja. De pronto oyó un ruido en la parte de arriba y del susto se le resbaló la botella de las manos llenándose todo el suelo de vino tinto derramado y cristales. Miró al suelo con ojos de disgusto y para su sorpresa se percató de que sobre la superficie de la agrietada losa había una llave. Esto le hizo soñar e imaginar con la posibilidad de a donde le conduciría. Ignorando el ruido de arriba, Álvaro siguió aprovechando la coyuntura.Sobre los bajos de sus pantalones se dibujaban pequeñas gotas de vino tinto, pero eso a él no le importaba ahora, porque su cometido era encontrar la misteriosa puerta, hasta ahora desconocida para Álvaro. Recordando los video-juegos, Álvaro recorrió uno a uno, los cuatro pasillos de la bodega, en busca de pistas concernientes a la posible cerradura. Y al final, lo que parecía un adorno en la pared con forma de cruz dorada, era la cerradura donde encajaba perfectamente la llave.

Giró la llave y al abrir el pequeño habitáculo, no puedo evitar que se les escapasen unas carcajadas al leer una nota donde se leía:

" Más sabe el demonio por viejo que por diablo"

"Enhorabuena hijo mío, ya has dado con lo que tanto buscabas. Es que no dejas nada quieto".

Y frente a él para su asombro tenía ante sí una vasija que contenía las cenizas de su madre.

F I N

T H E- E N D

Autor:Carlos Díaz

Relato: "La llave"





RELATO: LA LLAVE:

Don Javier estaba contemplando el fuego de la chimenea mientras se atusaba su barba rubia, estaba sentado en su butaca preferida fumando en pipa como de costumbre e hizo llamar a sus tres hijas a su salón. Lidia con 22 años era la mayor, la seguía Paula con 20 años y Cristina era la más pequeña que ese mismo día cumplia 18 años. El padre dijo:--- "hijas mias estaba esperando desde hace muchos años que llegara este día, en el que Cristina cumpliera su mayoría de edad y hoy que se ha cumplido mi sueño le entrego como regalo de su dieciocho cumpleaños esta llave, que abre en esa pared (que simula una falsa estanteria con libros) un pasadizo secreto del que nunca os he hablado antes".

Cristina con mucho asombro pero llena de ilusión y alegría recoge la llave que su padre le ha regalado y se dirige hacia la estantería y observando con mucho detenimiento el más mínimo detalle se da cuenta de que debajo de su retrato hay un pequeño orificio, por el que parece que puede caber la llave y al introducirla y girarla no atina a la primera a abrir la puerta y es entonces cuando se vuelve, mira al padre, respira hondo y vuelve a intentarlo, en ese instante se le cae la llave al suelo y Lidia le pregunta a Cristina si necesita su ayuda y Cristina responde que no, con la cabeza y muy concentrada vuelve a la tarea, pero ahora muy segura y chapó, la cerradura cede y la pequeña compuerta se abre, dejando entrar mucho polvo y algo de olor a humedad.

Tras la puerta al otro lado aparecieron unas sencillas escaleras de hormigón que bajaban y cuyo final no era visible. Descendieron por ellas hasta llegar a una zona cubierta de agua, entonces su padre les dijo:


- Esta es la entrada a una cueva subterránea


- ¿Pero si solo hay agua? -dijo Paula


- Cielo es una entrada acuática, pero para eso he traído estos trajes- dijo mientras sacaba tres trajes de neopreno de un maletín plateado.


Se pusieron los trajes y cuando iban a meterse en el agua, Cristina preguntó:


¿Padre no nos acompañas?


No cariño, quiero que vosotras disfrutéis el momento a solas.


Ellas se metieron en el agua y tras unos minutos llegaron a la zona seca de la cueva, donde había un pasadizo y al fondo del mismo se veía luz, las tres se miraron y se adentraron en el pasadizo.


La luz que contemplaban procedía de antorchas que se sujetaban a ambos lados en las paredes, las tres caminaban con la mirada fija en el final de aquel extraño tunel, por fin llegaron a una parte donde el pasadizo se ensanchaba y había una puerta, Paula se adelantó y abrió la puerta, las tres miraron hacía el interior intrigadas. Asombradas por el contenido, la habitación tenía las paredes cubiertas de cuadros preciosos con imágenes de ninfas y hadas, había varios retratos de su madre. A un lado del cuarto llamaba la atención un gran baúl de madera con una inscripción en su parte superior grabada con fuego, donde se podía leer: " "Quid pro quo" (una cosa por la otra), lo abrieron y dentro de el había recuerdos de su madre (vestidos, joyas, fotografias y documentos antiguos). Cristina dijo:- mirar allí hay otra puerta, se dirigieron hacia ella la abrieron y se sorprendieron al encontrarse ante ellas un maravilloso jardín con plantas exóticas y una hermosa cascada.


Se sentaron a un lado de la cascada, aquel lugar era un regalo por la tranquilidad, un sitio en el que evadirse de la velocidad del mundo en que vivimos, y además mantenía la ilusión que perdemos al hacernos mayores, ya que siempre tenías la esperanza de ver una de esas hadas que su padre había plasmado en sus cuadros.


FIN


THE END


Autores:
Carlos Díaz (Málaga en el corazón) Noelia del blog (Y tú que te cuentas)

Relato: "Entre dos mundos"




Relato: "Entre dos mundos"

Marta descuelga el teléfono y dice:

---¿Diga?

-- Soy Carolina, mira no te puedes imaginar la locura que estoy a punto de cometer, voy a ir a hacer una entrevista por mi trabajo de periodista al Castillo de Nervone en el límite entre España y Francia, por los Pirineos y estoy muy nerviosa porque en ese castillo suceden cosas muy raras.

---¿En serio Carolina?, je,je,je, ¡¡ qué fuerte ya me contarás !!

---Bueno, estoy haciendo la maleta, que dentro de poco me tengo que marchar, deséame suerte...

---suerte y buen viaje

---gracias, chao.

Cuando Carolina toca el timbre del Castillo del Nervone, sale a recibirla el dueño del castillo, el señor Daniel Sorpen, que le dice que ha llegado muy puntual para la cena que tienen prevista y que encantado de conocerla y que pase gustosamente.

A Carolina le parece un hombre muy educado y atento, pero tiene una mirada muy penetrante que la pone nerviosa y la intimida. Recorren numerosas habitaciones del castillo que le impresionan bastante a Carolina por su decoración de estilo medieval y porque allí dentro se sentía algo muy raro, pero que era dificil de explicar a priori.

El señor Sorpen la invita a sentarse en un sofá de color beis y él se situa frente a ella y le dice que antes de pasar a cenar, le va servir una copa de vino. Carolina acepta, pero no puede evitar estar incómoda por la mirada del señor Sorpen fijada en ella. Ella se interesa sobre los detalles del castillo y le pregunta si las reliquias que hay en su interior son simples imitaciones o de lo contrario, son auténticas.

El señor Daniel, responde con una carcajada, que todo es auténtico y en ese instante Carolina manteniendo la sonrisa empieza a marearse cada vez más, lo cual le parece muy extraño, porque solamente había bebido una copa de vino y empieza a sospechar que tal vez el señor Sorpren algo le ha debido poner en la copa junto al vino, hasta que cae desmayada sobre la gran alfombra del siglo XII derramando algo de vino sobre ella.

Al despertar Carolina de su profundo sueño, no sabia con certeza cuanto tiempo había transcurrido desde que se cayó, todavía permanecia en el suelo, pero ahora estaba en otra habitación o eso parecia, porque todo era muy distinto, era similar a una bodega y no podía mover tan sólo un músculo de su cuerpo. Que clase de droga había ingerido que allí en aquella posición en su estado o situación Carolina se encontraba entre la vida y la muerte, como si estuviese entre dos mundos, el nuestro y cerca del más allá. Ahora el tiempo era un factor que jugaba en su contra, porque la vida se le escapaba por momentos. Pensó en todo lo interesante que le quedaba por realizar en la vida, en aquellas cosas que no le había dado tiempo, tal vez el aferrarse fuertemente a estos sueños le diesen la fuerza suficiente para seguir con vida el tiempo necesario para burlar a la muerte.

Marta estaba muy preocupada, tras 72 horas no tenía noticias de su amiga Carolina y dadas las extrañas circunstancias que le relató antes de su viaje al Castillo de Nervone, decidió ir en su ayuda.

El señor Sorpen se alejaba del Castillo subido en un Saab azul marino, cuando Marta escondida en las inmediaciones y acuclillada contemplaba en silencio.

Marta forzó una de las ventanas exteriores y saltó al interior del castillo agazapada. Le temblaban las piernas, nunca antes se había enfrentado a una situación así, con la adrenalina disparada sobrellevaba el miedo en aquel Castillo sóbrio.

Mientras Marta se situaba en aquel tenebroso y grande Castillo en busca de Carolina, ésta se debatía entre esos dos mundos, la vida y la muerte, donde vió pasar los mejores momentos de su vida y donde por un instante una luz blanca impactó sobre ella, pensando que era aquel ángel de la guarda del que todos los moribundos hablaban antes de dar paso a ese, el otro barrio, se desvaneció, pero pronto despertó y un hombre de aspecto robusto y bien vestido con una gran lámpara de aceite en su mano derecha, procuró reanimarla y hacerla volver a éste, el mundo de los vivos...

---¿Señorita?

Ella despertó de aquel pequeño desvanecimiento que le había trasladado a un mundo nuevo, triste y lleno de personas desconocidas y nuevas para ella, personas pálidas. Aquel hombre de aspecto robusto y con guantes negros insistía.

---¿Señorita se encuentra bien?, soy Borja el mayordomo del Castillo.

---Sorpen me dió algo de beber y no recuerdo nada más---dijo ella atemorizada

Borja salió de la bodega corriendo al escuchar el sonido de las llaves fuera de la casa y llevando una botella de vino en su mano izquierda sujetada por su guante negro.

En ese momento el señor Sorpen entró en la casa encontrándose a Marta sin previa explicación. Marta le dijo que la puerta estaba abierta y que ella entró al haber llamado y no escuchado nada. El señor Sorpen dijo que era muy raro, que él juraría que había cerrado la puerta antes de marcharse y preguntó el motivo de la estancia inesperada de Marta en su casa y ella contestó que preguntar si su amiga Carolina había estado allí. El señor Sorpen dijo que ciertamente estuvo y se marchó e inmediatamente le sirvió una copa de vino y como la botella se había vaciado se fue corriendo a la bodega dejando a Marta sola.

Marta se acercó la copa a los labios, pero estando allí ahora en intimidad se fijó en que encima de una mesa que tenía grabado el dibujo de una tortuga, estaba el bolso blanco de Carolina y cogió Marta su movil y llamó a la policia:

---¿Oiga, Policia, vengan de inmediato al Castillo de Nervone?.

Y entonces un hombre con guantes negros en las manos, le dió a Marta un golpe por detrás en la cabeza con una botella de vino, perdiendo ella el conocimiento de inmediato.

A los diez minutos la policia forzando la puerta principal entró en el Castillo y solamente encontró a tres personas en él, Carolina semi-inconsciente que luchaba por salir de entre aquellos mundos, por otra parte estaba Marta tumbada en el suelo, movil en mano y con la cabeza ensangrentada y por último observaron que había un hombre, por su aspecto no podía ser ningun otro que el señor Daniel Sorpen con una botella de vino manchada de sangre y ante tal escena, la policia viendo con claridad lo ocurrido, decidió llevarse esposado al señor Sorpen hasta la comisaría,donde le esperaría un duro e intenso interrogatorio que lo llevaría directo a la prisión.

Una semana después cuando Carolina y Marta estaban totalmente recuperadas y tomando un café tranquilamente. Carolina le habló a Marta del mayordomo Borja que le había salvado la vida y Marta le negaba constantemente que en el Castillo de Nervone hubiese alguien más, por lo que Carolina llegó a dudar también si realmente Borja existia y era un espíritu que vagaba por el castillo y que por su estado entre dos mundos solamente ella había tenido el "don" de visionarlo.

Marta hojeando un periódico de la cafetería dijo:

--- mira aquí viene una fotografia del señor Sorpen en la puerta del Castillo justo en el momento de ser esposado por la policia.

Y Carolina observando la fotografia en blanco y negro muy sorprendia y casi enmudecida dijo:

--- Este hombre de la ventana del Castillo es.... ¡¡¡ Borja !!!

FIN

THE END


Autores:

Carlos Díaz Ruíz (Málaga en el corazón)
Yolanda M. (Hablando con las estrellas)